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Los cambios que ocurren en hombres y mujeres, a partir de la pubertad, se llaman características sexuales. Las modificaciones corporales externas se clasifican en caracteres sexuales primarios y secundarios. El carácter sexual primario es la formación de células sexuales, es decir, de óvulos y de espermatozoides.
Es, por lo tanto, en esta etapa
de la vida cuando comienza la secreción de espermios y óvulos. Se puede
decir entonces que la evidencia de la maduración de las características
sexuales primarias en la especie humana es la producción de gametos. También constituyen caracteres sexuales primarios los órganos donde se producen los gametos, es decir, ovarios y testículos.
En cambio, el conjunto de rasgos
de orden físico que distingue al hombre de la mujer, se conocen como
caracteres sexuales secundarios. La aparición de los caracteres sexuales secundarios diferencia definitivamente al hombre de la mujer. Los principales rasgos o caracteres diferenciales son:
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Los cambios que ocurren en la adolescencia no se refieren sólo a las características sexuales secundarias. Los órganos sexuales, también se desarrollan y crecen al mismo tiempo. Así como existen cambios morfológicos y fisiológicos en la adolescencia relacionados con la madurez sexual, también se presentan cambios psicológicos en las actitudes y el comportamiento. El cambio más notorio que se produce, es que los jóvenes de sexo diferente comienzan a interesarse unos en otros. Muestran una mayor atracción. La existencia de esta complementación permite el tener intereses compartidos, valores e ideales comunes, y en un respeto mutuo. |